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Un día como hoy, 4 de noviembre del 2022, se rompe una tensión étnica y política que ha perdurado más de 20 años. Desde ese entonces, Etiopía se encuentra sumida en una guerra sin precedentes.

Noticias África.

Tras años en guerra, el Gobierno de Etiopía y el Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) llegaron a un acuerdo de paz, informó el alto representante de la Unión Africana (UA) para el Cuerno de África, el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo.

El anuncio de Obasanjo se realizó en una comparecencia en Pretoria, donde empezó el diálogo de paz entre los dos bandos, bajo el auspicio de la UA, el pasado 25 de octubre.

Este acuerdo implica un «desarme sistemático, ordenado y coordinado», como también la anulación de la denominación del FPLT como grupo terrorista por el Parlamento etíope y la interrupción de las operaciones militares federales contra los rebeldes.

Además, el exmandatario nigeriano indicó que la UA asumirá «el monitoreo, la supervisión y la verificación de la implementación» del acuerdo.

Este último aspecto es necesario, ya que ONG’s como la Human Rights Watch, insisten que se debe seguir una «rigurosa monitorización» por parte de actores internacionales para asegurar que no hayan violaciones de derechos humanos.

Aún así, el Gobierno Etíope y el Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) se comprometieron, al «restablecimiento de los servicios, el acceso sin trabas a los suministros humanitarios», así como a la «protección de los civiles, especialmente mujeres y niños», en Tigré.

«Hoy es el comienzo de un nuevo amanecer para Etiopía», subrayó Obasanjo.

Luego de estas declaraciones que demarcan el contenido del pacto, el viceministro etíope de Asuntos exteriores, Redwan Hussien, asesor de Seguridad Nacional del primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed; y el representante del FPLT, Getachew Reda, firmaron el acuerdo de paz.

«El nivel de destrucción es masivo. Agradecemos a nuestros hermanos del otro lado por dejar atrás este período. El pueblo de Etiopía exige paz y armonía, desea desarrollo», afirmó el viceministro etíope.

Por su parte, Getachew señaló que «dejaremos atrás el pasado. Lograr la paz ha resultado difícil. Cientos de miles han muerto», apuntó.

Así mismo, manifestó su esperanza de que «ambas partes respeten este acuerdo».

El Gobierno y el FPLT cierran las negociaciones, tras el recrudecimiento del conflicto en el que Etiopía, apoyada por tropas de Eritrea, ha tomado el control de varias ciudades de Tigré.

Firma del acuerdo que pone fin a la guerra en Etiopía.
Medio: DW

Cuál es el conflicto entre el Gobierno y Tigré

Esta guerra posee antecedentes de tensiones de índole étnico y político, la cual lleva décadas presente, puesto que, Etiopía es una nación federal en la que convergen más de cien etnias con sus respectivas lenguas, creencias y descontentos sociales.

Sin embargo, las diferencias que generaron la guerra civil se remontan desde la llegada al gobierno del «líder reformista» y perteneciente a la etnia oromo, Abiy Ahmed Ali, quien desbancó del poder al FLPT, partido dominante en Etiopía.

Al tomar el mando, el nuevo mandatario estaba decidido darle un nuevo rumbo a su país con sus intensiones de reformar, unificar y modernizar.

No obstante, estas reformas no consiguieron acabar con las divisiones y la violencia étnica que, de hecho, han aumentado y provocado que Etiopía se encuentre actualmente sumida en una grave crisis.

Su primera movida fue acusar a funcionarios de antiguos gobiernos de corrupción y abuso de los derechos humanos.

Luego, expulsó a políticos clave del FLPT del gobierno central, esto generó una tensión política.

Tras estas movidas, el actual primer ministro de Etiopía disolvió la coalición multiétnica que había gobernado el país hasta entonces, creando el Partido de la Prosperidad (PP).

El FLPT, quien lideraba la ya disuelta coalición multiétnica, se opuso argumentando que esta acción dividiría al país y se negó a formar parte de la nueva alianza.

Tampoco se mostraron satisfechos con el resultado de las negociaciones de paz entre Etiopía y Eritrea tras 20 años de guerra, considerando que habían pasado por alto sus intereses.

Las situación entre los dos lados se intensificó en el marco de las elecciones regionales en Tigré, las cuales habían sido pospuestas por el gobierno federal a causa de la pandemia.

«El gobierno de Abiy no reconoció la legitimidad de las elecciones de Tigray, cortó relaciones y congeló los presupuestos federales», explicó a BBC Mundo Ahmed Soliman, experto en Cuerno de África para Chatham House, un think tank con sede en Londres.

«También les acusó de incitar a la violencia en el país», agrega el académico.

De acuerdo a la BBC, el FLPT ha llegado incluso a amenazar con independizarse citando un artículo de la Constitución federal que permite «el derecho incondicional a la autodeterminación, incluyendo la secesión».

Ya para el 4 noviembre, la guerra comienza cuando Abiy Ahmed Ali anunció una ofensiva militar contra el Frente de Liberación Popular de Tigray.

Quien los acusaba de atacar una base militar federal cerca de Mekele, la capital regional.

Desde entonces han sucedido una serie de enfrentamientos armados entre ambos bandos, con ataques aéreos ejecutados por el ejército federal, dejando miles de muertos, más de dos millones de desplazados y una situación de hambre en la población.

Población

Este conflicto civil ha perjudicado a la población Tigrina, quien a parte de soportar graves vulneraciones a los derechos humanos, tienen que sobrevivir ante la falta de comida y medicamentos.

Un trabajador humanitario le dijo a noticias EFE que las ayudas en Tigré nunca han sido suficientes para cubrir las necesidades.

Incluso cuando estaban llegando más suministros durante la «tregua humanitaria indefinida», vigente desde marzo y hasta la reanudación de las hostilidades en 24 de agosto, todo ocurrido en este año.

En este contexto, casi un 90 % de los hogares de Tigré padecen hambre, según los últimos datos publicados en agosto por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, y el 55 % de las mujeres embarazadas y lactantes sufren desnutrición aguda.

Estos enfrentamientos, ocurridos antes de la firma de los acuerdos, han provocado el desplazamiento de unas 574.000 personas en Tigré.

Y es que las regiones vecinas de Afar y Amhara, según Unicef, les impiden moverse fuera de los principales núcleos urbanos.

Tigré tampoco ha estado recibiendo suministros médicos como vacunas u otros fármacos y, según advirtió la semana pasada la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo un 9 % de los centros sanitarios de la región son plenamente funcionales a día de hoy.

Imagen
De las redes sociales de Human Rights Watch.

Se espera que con la firma de estos acuerdo, la situación grave que viven los tigrinos cambie para su bienestar.

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