Colegio de Medicina Colombiano

La publicación proponía utilizar los cuerpos de mujeres con muerte cerebral para «ayudar a las parejas sin hijos». Ante las reacciones negativas, el Colegio Médico Colombiano se disculpó. 

Noticias Latinoamérica.

El Colegio Médico Colombiano (CMC) ha sido blanco de críticas debido a publicación que sugiere usar los cuerpos de mujeres con muerte cerebral para el parto subrogado.

Por ello, la institución tuvo que disculparse el martes por su polémica publicación.

«Nuestro talante siempre será el progreso de la medicina al servicio de la humanidad con los más altos estándares bioéticos», defendió el CMC.

Artículo

La razón de la polémica se publicó el pasado 17 de enero en Epicrisis, el portal de noticias de la institución.

De acuerdo al portal de noticias El País de España, esta era una traducción de un artículo original publicado en el portal de bioética Bioedge, firmado por Michael Cook.

Sus fuentes son el trabajo de Anna Smajdor, de la Universidad de Oslo, que en la revista Theoretical Medicine and Bioethics desarrolla el concepto de «donación gestacional de cuerpo entero» para pacientes con muerte cerebral.

Colegio de Medicina Colombiano
Esta es la publicación por la que fue fuertemente criticado la institución colombiana.

«Ella argumenta que estas mujeres podrían tener un buen uso como sustitutos gestacionales siempre que hayan hecho una directiva anticipada», decía el texto en Epicrisis, ahora retirado. «Es sorprendente que nadie haya discutido esto en detalle antes. ¿Qué pasa con todos esos cadáveres de mujeres con tallo cerebral en camas de hospital? ¿Por qué sus úteros deberían desperdiciarse?», se pregunta.

El artículo cita varios argumentos, entre ellos, la peligrosa experiencia del parto se puede transferir «a aquellos que no pueden ser dañados». Otro dice que los cuerpos de pacientes en estado vegetativo podrían evitar «los problemas morales de la subrogación».

En cuanto al debate por los derechos de las mujeres era abordado en el razonamiento.

El texto preveía las críticas feministas contra la cosificación de las mujeres. No respondía directamente, pero proponía incluir a los hombres: “¿Qué pasaría si los cuerpos de los hombres pudieran adaptarse para servir como incubadoras fetales? La tecnología para esto está mejorando rápidamente”.

Críticas

Con el pasar de los días, las críticas en redes sociales salieron a la luz.

Entre las respuestas más sobresalientes fue el de la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín, Angélica Ortiz, quien declaró que ningún cuerpo se está «desperdiciando», pues las muejeres no son «una fábrica de personas».

«Ellas no son mujeres que podrían tener un buen uso; porque nosotras no somos cosas a usar», remarcó en Twitter.

Algo similar opinó la congresista Jennifer Pedraza: «Las mujeres no somos utensillos para desechar después de usadas, las mujeres tenemos derechos humanos, así a algunos se les olvide».

No obstante, las críticas no se centraron solo en los derechos de la mujer. El usuario Andres Tisagenlecleucel, que se presenta como médico, recordó que las familias de los pacientes sufren mucho como para decirles que los cuerpos de sus seres queridos se usarán como “criaderos vivos”.

Además, la asociación Forum de Política Feminista cuestionó la propuesta como parte de una lógica de “mercantilismo neoliberal”.

CMC se disculpa

Al principio, el CMC no se disculpó. Prefirió reproducir en redes sociales el mensaje que siempre pone al final de todas sus publicaciones de su revista:

«Epicrisis es el órgano oficial de comunicación del Colegio Médico Colombiano. La opinión y conceptos personales expresados en los artículos firmados por un tercero no reflejan la posición de Epicrisis o el Colegio Médico Colombiano».

Aún así, no fue suficiente y las críticas no se hiceron esperar, entre ellos el cuestionamiento de sobre el filtro para elegir sus artículos.

La respuesta fue que los textos están basados en «evidencia científica» y que en este caso se referenciaba la publicación de Smajdor en Theoretical Medicine and Bioethics.

La cobertura de la controversia en medios como Infobae y El Colombiano redobló la presión. Y el colegio finalmente cedió: llenó los hilos de críticas con respuestas que reproducían las «sinceras disculpas» de la institución.

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