El «Tren de Aragua» infunde terror en Chile, desde la violencia hasta la trata de personas. Su sombra criminal traspasa fronteras, desafiando a las autoridades y demandando una acción inmediata.
Redacción FORO HUMANOS
La sombra de la delincuencia y la violencia ha cubierto Chile con la llegada meteórica del llamado «Tren de Aragua». Desde su ascenso vertiginoso en el país, esta megabanda, con conexiones que se extienden a varios países latinoamericanos, ha sembrado el terror a su paso. Homicidios, derramamiento de sangre y una intensa actividad criminal han marcado su presencia en territorio chileno.
Para las autoridades nacionales, el año 2022 ha sido un desafío sin precedentes. La presencia del Tren de Aragua ha exigido nuevas estrategias y una coordinación sin precedentes entre el gobierno, las fuerzas policiales y la fiscalía. La lucha contra esta megabanda ha requerido un esfuerzo conjunto y una determinación firme para desarticular a sus integrantes y restablecer la paz y la seguridad en las comunidades afectadas.
El Tren de Aragua sigue siendo una piedra en el zapato para Chile. De acuerdo con los informes de InsightCrime, esta banda y su involucramiento en el narcotráfico se han señalado como responsables del deterioro de la calidad de vida en diversas áreas del país. Una de las zonas más afectadas es la macrozona norte, donde la ciudad de Iquique, ubicada a 1,757 kilómetros de Santiago y cercana a la frontera boliviana, ha experimentado una distorsión preocupante en su cotidianidad.
Más allá de las fronteras
Si bien las ciudades como Iquique y Arica han sido testigos de la crueldad desenfrenada de esta organización criminal, lo que resulta aún más inquietante es su capacidad para infiltrarse en áreas previamente consideradas seguras y distantes del núcleo de su actividad.
Los informes policiales revelan una realidad escalofriante: el Tren de Aragua ha extendido su influencia hasta el centro del país, socavando la tranquilidad de comunidades antes tranquilas y estableciendo un nuevo régimen de miedo y caos.
Sin embargo, la amenaza no se detiene en el norte. Ciudades como Arica se enfrentan a su propia lucha contra el Tren de Aragua, mientras que áreas remotas y olvidadas ahora se encuentran bajo la sombra de esta megabanda.
En ese contexto, el Tren de Aragua utiliza fachadas para encubrir sus actividades ilícitas. Ronna Rísquez señala que un ejemplo revelador es la adquisición de cien motocicletas por parte de miembros de la megabanda en Tarapacá. Estas motos fueron destinadas a ser arrendadas a inmigrantes venezolanos que ingresaron de manera irregular y las utilizan para trabajar como repartidores.
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La organización promete a estos inmigrantes ingresos de hasta seiscientos dólares, pero les descuenta un porcentaje por el alquiler de los vehículos. Esta estrategia aprovecha la situación vulnerable de personas afectadas por la crisis en Venezuela, especialmente durante el convulso año 2017, marcado por la tercera gran ola migratoria. La internacionalización de la banda parece seguir la ruta de los migrantes venezolanos en busca de oportunidades y escapando de las dificultades en su país de origen.
La periodista identifica tres factores clave que impulsaron la expansión del Tren de Aragua: el deterioro económico sostenido en Venezuela desde 2013, la migración masiva de venezolanos y lo que describe como «políticas penitenciarias y de seguridad equivocadas por parte del Gobierno». En resumen, la llegada del Tren de Aragua a Chile se atribuye a la pérdida de empleo por parte de sus miembros, exacerbada por la situación económica, la migración masiva y las decisiones deficientes en materia de seguridad y prisión adoptadas por el Gobierno.
El 5 de febrero, el Gobierno y las Fuerzas Armadas se reunieron en el consejo de seguridad nacional convocado por el presidente Gabriel Boric. El objetivo de esta reunión era encontrar soluciones a la actual crisis de seguridad en Chile. Un estudio de la Fundación Paz Ciudadana destacó que el índice de percepción ciudadana sobre la seguridad pública en el país alcanzó su nivel más alto, llegando al 30,5%. Este dato representa el máximo histórico desde el año 2000 y refleja el temor de los chilenos a ser víctimas de un delito.
Inicios del Tren de Aragua en Chile
Según informes policiales citados por la autora, los primeros indicios de la presencia del Tren de Aragua en Chile se manifestaron en Colchane. Esta ciudad en Tarapacá se ha convertido en un punto crucial entre Pisiga en Bolivia y Chile, donde los venezolanos que cruzan la frontera son las principales víctimas de las acciones del Tren de Aragua.
En menos de cinco años, el grupo delictivo inició sus actividades obligando a algunos migrantes a transportar ketamina, una droga anestésica con potencial alucinógeno utilizada en la producción de tusi, también conocida como «cocaína rosada». Posteriormente, la banda amplió sus operaciones obligando a mujeres a prostituirse en Chile, generando denuncias por el alto poder de fuego que poseían, incluyendo fusiles y granadas.
En menos de cinco años, el grupo delictivo inició sus actividades obligando a algunos migrantes a transportar ketamina, una droga anestésica con potencial alucinógeno utilizada en la producción de tusi, también conocida como «cocaína rosada». Posteriormente, la banda amplió sus operaciones obligando a mujeres a prostituirse en Chile, generando denuncias por el alto poder de fuego que poseían, incluyendo fusiles y granadas.
La trata del Tren de Aragua
Según la información proporcionada por una fuente citada por la periodista, el Tren de Aragua comenzó a trasladar mujeres jóvenes de entre 18 y 20 años al norte de Chile, instalándolas en departamentos de áreas prósperas y obligándolas a prostituirse bajo amenaza.
Estas mujeres son informadas de que el costo de su traslado a Chile oscila entre tres y cuatro millones de pesos, y que están bajo la cobertura del grupo criminal hasta que paguen dicha deuda. Un informe mencionado por la autora revela que la fiscalía de Tarapacá concluyó que las operaciones mensuales de trata podrían generar más de 37 mil dólares para la organización por cada plaza. Aunque la investigación destaca que la trata de personas con fines de explotación sexual se presenta con mayor intensidad de Santiago hacia el sur.
La detección de la ketamina llevó a las autoridades a arrestar a algunos de los líderes en Chile vinculados al Tren de Aragua. Carlos González Vaca, conocido como Estrella, fue identificado como el líder operativo en Chile, actuando bajo las órdenes del Niño Guerrero.
Rísquez informa que las fuerzas policiales concluyeron que los miembros del Tren de Aragua realizan transferencias de cantidades pequeñas, entre 300 y mil dólares, a través de intermediarios para ocultar sus envíos a Venezuela. Además, emplean criptomonedas para mover y blanquear sumas más significativas, posiblemente destinadas a la adquisición de propiedades en su país de origen.
Tren de Aragua. Sus inicios como organización
En las entrañas de Venezuela, entre las áridas tierras de Aragua, se alza imponente Tocorón, un nombre que resuena como un eco de la tempestad carcelaria que azota al país. Este bastión de concreto, también conocido como el Centro Penitenciario de Aragua, fue erigido en 1982 con la promesa de albergar a 750 personas tras las rejas. Sin embargo, esa promesa inicial se ha diluido en la nebulosa de la realidad, donde las cifras oficiales apenas reflejan el trasfondo de hacinamiento y caos que impera tras sus muros.
Oficialmente, la custodia y seguridad de Tocorón y sus pares descansan en los hombros del Ministerio de Servicio Penitenciario venezolano. Más, según la pluma incisiva de la periodista Ronna Rísquez, en su obra «El tren de Aragua: la banda que revoluciona el crimen organizado en América Latina» (Planeta, 2023), la realidad dista mucho de lo oficialmente proclamado. Rísquez desnuda la cruda verdad: el Estado ha perdido el control de varios de sus reductos carcelarios, incluido este coloso de concreto, donde los «pranes» imponen su ley.
En el pueblo que da nombre a esta fortaleza gris, Tocorón se erige como una cicatriz en el paisaje, ocupando un territorio de 2,25 kilómetros cuadrados. Sin embargo, su fama trasciende las fronteras de sus confines físicos. Se ha convertido en el epicentro del Tren de Aragua, un cártel infame que ha tejido su red criminal con hilos de migración ilegal, secuestros, minería clandestina, sicariato, narcotráfico y lavado de dinero.
Pero lo que hace que este núcleo delictivo sea aún más insidioso es su alcance transnacional. No se limita a las fronteras de Venezuela, sino que extiende sus tentáculos a países vecinos como Brasil, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Chile.
Nota del editor:
Intentamos contactarnos con diversos organismos públicos, como la Policía de investigaciones y Carabineros de Chile, sin embargo, no obtuvimos respuesta.