Con una población de más de 100.000 ejemplares, los elefantes son una especie emblemática pero también una carga en tiempos de crisis como este, según el gobierno.
Noticias Internacionales.
Ante la alarmante falta de agua y alimentos, y siguiendo los pasos de Namibia, el gobierno de Zimbabue ha optado por una matanza selectiva de elefantes para proveer carne a las comunidades locales. «Tenemos más elefantes de los que necesitamos y más de los que nuestros bosques pueden sostener», explicó la ministra de Medio Ambiente, Clima y Vida Silvestre, Sithembiso Nyoni.
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La carne de los elefantes cazados será recolectada por mujeres de las comunidades, quienes la prepararán como una fuente de alimento proteico para miles de personas afectadas por la sequía.
Elefantes: una población que supera la capacidad del entorno
La caza se llevará a cabo en la reserva natural de Hwange, la más grande del país, que alberga alrededor de 65.000 elefantes, casi cuatro veces la capacidad que el parque puede soportar. Aunque Zimbabue tiene la segunda población de elefantes más grande del mundo, la presión sobre los recursos naturales y la sequía han llevado a que las autoridades consideren esta medida extrema como la única opción viable para aliviar la crisis humanitaria.
Un problema que se repite en África
Zimbabue no es el único país en el sur de África que recurre a este tipo de decisiones. A principios de septiembre, Namibia anunció el sacrificio de más de 700 animales salvajes, incluidos 83 elefantes, como respuesta a la misma crisis de sequía. El objetivo de ambas naciones no solo es proveer carne, sino también reducir la presión sobre los limitados recursos hídricos.
¿Es la caza la solución?
Aunque las poblaciones de elefantes en Zimbabue, Namibia y Botsuana se consideran «vulnerables» pero no en peligro de extinción, esta medida sigue siendo controvertida. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que solo quedan unos 415.000 elefantes en todo el continente africano, frente a los millones que vagaban libres a principios del siglo XX.
Ante este panorama, surgen preguntas: ¿Qué impacto tendrá esta caza a largo plazo? ¿Es esta la única salida para mitigar una crisis climática cada vez más severa?
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