En una ofensiva sorpresiva, una coalición de grupos rebeldes capturó Aleppo, la segunda ciudad más grande de Siria, en solo tres días.
Esta victoria marcó un giro importante en la guerra civil que lleva más de 13 años. El ataque se desarrolló bajo la bandera de “Disuasión de la Agresión” y puso en jaque al régimen de Bashar al-Assad, respaldado por Rusia e Irán.
El rol clave de Hayat Tahrir Al-Sham (HTS)
El grupo más influyente en esta ofensiva fue Hayat Tahrir Al-Sham (HTS). Fundado por Abu Mohammad al-Jolani, HTS surgió como una ruptura con Al Qaeda en 2016. Aunque intenta distanciarse de su pasado terrorista, Estados Unidos lo considera una organización terrorista desde 2018. Con base en Idlib, HTS domina sectores económicos clave y lideró el avance en Aleppo.
El Ejército Nacional Sirio y la influencia turca
Otro actor crucial fue el “Ejército Nacional Sirio”, una coalición financiada y armada por Turquía. Este grupo incluye facciones como Ahrar al-Sham, que declaró su intención de proteger a minorías étnicas y religiosas tras la toma de Aleppo. Sin embargo, expertos señalan que su dependencia de Turquía ha desviado su enfoque hacia zonas kurdas en lugar de enfrentar al régimen de Assad.
Reacciones y próximos pasos
El régimen sirio, respaldado por ataques aéreos de Rusia, responde con bombardeos en la región. Mientras tanto, fuerzas kurdas en el norte de Siria declararon movilización, anticipando un impacto en sus territorios. La caída de Aleppo revive tensiones y podría reactivar un conflicto que parecía en calma.
La captura de Aleppo redefine las dinámicas de poder en Siria. La ofensiva rebelde expone la fragilidad del régimen de Assad y el papel decisivo de actores externos como Turquía y Rusia. Mientras el conflicto se intensifica, el futuro de Siria permanece incierto, con las tensiones étnicas, religiosas y políticas marcando el rumbo de una guerra que parece interminable.
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