Carlo Acutis
Carlo Acutis

Acutis veía la misa diaria como su “autopista al cielo”, y usó la tecnología no para distraerse, sino para difundir el Evangelio.

Carlo Acutis tenía 15 años, pero su legado espiritual, tecnológico y humano ha recorrido el mundo con una fuerza inusual. Era aficionado a los videojuegos, amaba el fútbol y dominaba la informática, pero también creía profundamente en la fe.

Utilizó sus habilidades digitales para construir sitios web religiosos, documentar milagros eucarísticos y promover valores cristianos a través de la red. Por todo esto, hoy es conocido como el “influencer de Dios”.

Acutis iba a ser canonizado el 27 de abril en una ceremonia multitudinaria en el Vaticano. Sin embargo, el fallecimiento del papa Francisco obligó a posponer la fecha, que formaba parte del Jubileo de los Adolescentes. A pesar del aplazamiento, decenas de miles de jóvenes ya estaban en Roma para presenciar el acto, mostrando cómo su historia ha tocado el corazón de nuevas generaciones.

Del aula al altar: el legado que dejó Carlo

Nacido en Londres en 1991 y criado en Milán, Carlo Acutis descubrió su vocación desde muy pequeño. Con solo siete años ya asistía a misa a diario y afirmaba que su vida debía estar “unida a Jesús”. Su amor por la Eucaristía lo llevó a investigar y compilar milagros en una plataforma digital traducida a múltiples idiomas, aún activa.

Durante dos años, recopiló información para una exposición que ha sido replicada en miles de parroquias. Para él, mostrar que Jesús sigue presente a través de los milagros era una forma de evangelizar con pruebas concretas.

Su historia cobró fuerza al enfrentar una leucemia fulminante con una serenidad que impactó a quienes lo rodeaban. “No he desperdiciado ni un minuto en cosas que no le agradan a Dios”, afirmó antes de morir. Esa madurez espiritual y su creatividad digital lo convirtieron en símbolo de una generación que busca equilibrio entre tecnología y trascendencia.

El impacto del aplazamiento y una nueva generación en camino

Aunque el acto oficial de canonización fue suspendido por la muerte del papa Francisco, el fervor por Carlo no disminuyó. Más de 120 mil personas —muchos de ellos adolescentes y jóvenes— ya estaban en camino a Roma o acampaban frente a la Basílica de San Pedro para despedir al pontífice y rendir tributo al futuro santo.

Desde que su cuerpo incorrupto fue trasladado a Asís, y sus milagros validados por el Vaticano, Carlo se convirtió en el primer millennial en llegar a los altares. Su historia ha inspirado vocaciones, reconectado a jóvenes con la fe y desafiado los estereotipos sobre espiritualidad en la era digital.

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