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Surge como alternativa para liberar los centros de acopio de la droga que no puede ser incinerada. 

Noticias Latinoamérica.

La lucha contra las drogas es un tema de interés mundial. Desde tiempos memorables, los países del mundo han intentado ponerle freno con varias medidas, entre ellas detener la producción y venta de estupefacientes, como también saber qué hacer con la incautación de los mismos.

El caso de Ecuador es muy particular. De acuerdo a la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), tan solo en los últimos dos años las autoridades lograron confiscar 400 toneladas de clorhidrato de cocaína.

Hasta septiembre de 2022, las autoridades habían logrado deshacerse de menos de la mitad.

Y por lo que se ha evidenciado en un artículo de El País, «entra más rápido droga que lo que se puede destruir».

Ante el colapso de los centros de acopio, se añade al problema de seguridad para los custodios, quienes se convirtieron en blanco de los delincuentes que intentan recuperar su mercancía. Más la droga sobrante que no se puede incinerar.

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Foto de Ecuavisa

Incineración

El método de incineración es visto por el Gobierno de ese país como una práctica tradicional, pero no era efectiva para destruir grandes cantidades de drogas.

La duración y factores como el tamaño o la presentación, convierten este método en el menos indicado para eliminar esas sustancias.

De hecho, de acuerdo con el medio español El País, el subsecretario de Sustancias Sujetas a Fiscalización del Ministerio del Interior, Edmundo Mera, declaró que incinerar 70 kilos de clorhidrato de dicha sustancia podría demorarse hasta una hora en total.

Método de encapsulamiento 

Por lo tanto, la respuesta a qué hacer con tanta cocaína la encontraron en el método de encapsulamiento.

El método de encapsulamiento consiste en pulverizar las drogas.

Para luego mezclarse con cemento, cal, desperdicios de todo tipo, como medicina caducada, con aglomerante y aditivo de dureza.

Como resultado de esa mezcla es el concreto, «que es vertido en celdas de seguridad», explica Edmundo Mera, subsecretario de Sustancias Sujetas a Fiscalización del Ministerio del Interior.

Se trata de una piscina de 15 metros de profundidad, «que está recubierta con geomembrana, que en dos horas está compactado», añade, y que sería imposible que se pueda extraer nuevamente la sustancia ilícita.

«Incinerar 70 kilos de clorhidrato de cocaína toma un tiempo aproximado de una hora, por las condiciones químicas de la droga», explica Mera.

Mientras que con este método se puede destruir en el mismo tiempo hasta 1,8 toneladas.

Esa misma cantidad en el horno tomaría dos semanas, «es 270 veces más rápido», dice Mera.

Así, de 450 toneladas de drogas destruidas en los últimos dos años, 369 se han hecho por encapsulamiento, que consta en los protocolos de la Oficina de Drogas de Naciones Unidas y que Ecuador ha adaptado para realizarlo a gran escala.

Excepciones

Sin embargo, no todo es color de rosas.

No toda la droga puede ser destruida a través de este método, pues existe una condición de la droga que no se puede encapsular debido a su tamaño.

«Hay cierta condición de la droga que no se puede encapsular, como la cocaína que está envuelta en caramelitos. Esa no se logra pulverizar al 100% porque los paquetes son muy pequeños», dice Mera.

Sin embargo, «este procedimiento es más barato, lleva menos tiempo y no afecta el medio ambiente», dijo Pablo Ramírez, Director de Investigación Antidrogas de Ecuador a la agencia de noticias Reuters.

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