KIEV, UCRANIA — Más de un millón de hogares en Ucrania se sumieron en la oscuridad tras un ataque masivo de Rusia, entérate de más aquí. 

contra infraestructura energética clave, una acción que Moscú justificó como represalia a los recientes bombardeos ucranianos en territorio ruso con misiles de fabricación estadounidense. Esta nueva ofensiva marca uno de los episodios más intensos de la guerra mientras Ucrania se prepara para enfrentar un tercer invierno bajo asedio.

«Siempre habrá una respuesta«

En declaraciones realizadas durante una cumbre de seguridad en Kazajistán, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el ataque se dirigió contra 17 objetivos estratégicos, entre ellos instalaciones militares y de la industria de defensa. Según Putin, los bombardeos fueron una reacción a los ataques en territorio ruso perpetrados con misiles ATACMS suministrados por Estados Unidos.

“Como he dicho muchas veces, siempre habrá una respuesta por nuestra parte”, afirmó Putin, justificando la operación como parte de los esfuerzos para neutralizar la capacidad militar ucraniana.

Sin embargo, el impacto de estos ataques ha ido mucho más allá de objetivos militares, afectando profundamente la vida diaria de millones de ucranianos y poniendo al país en una situación crítica frente a la llegada del invierno.

Apagones masivos y una sociedad al límite

El sistema energético ucraniano, ya debilitado tras meses de ataques sostenidos, sufrió graves daños en este último bombardeo. Según el Ministerio de Energía de Ucrania, los ataques, llevados a cabo durante la noche, dejaron a regiones como Lviv, Volyn y Rivne sin electricidad durante horas. En respuesta, las autoridades han implementado cortes programados para mitigar los daños y redistribuir la energía disponible.

En Kyiv, la capital, los residentes enfrentaron horas de tensión mientras las sirenas antiaéreas resonaban sin descanso. Vitaliy Klitschko, alcalde de la ciudad, confirmó que las defensas aéreas trabajaron a máxima capacidad para interceptar misiles y drones rusos. Los habitantes buscaron refugio en estaciones de metro, mientras el temor a nuevos ataques era palpable.

Valeriy Dorotiy, un residente de la región de Volyn, compartió su experiencia: “Escuché tres explosiones antes de que la luz desapareciera. Pensé que los ataques no llegarían hasta aquí, pero me equivoqué”. Con bancos de energía agotados y horarios impredecibles de cortes eléctricos, los ucranianos se enfrentan a condiciones cada vez más difíciles.

 

El llamado desesperado de Zelensky

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, condenó los ataques rusos y destacó la urgente necesidad de reforzar las defensas antiaéreas. “Cada ataque como este demuestra que los sistemas de defensa antiaérea son necesarios en Ucrania ahora, donde salvan vidas, no en las bases de almacenamiento”, dijo, dirigiéndose a los países aliados.

Zelensky subrayó que los ataques, que involucraron 90 misiles y 100 drones, no solo buscan paralizar la infraestructura, sino también desgastar la moral de los ucranianos en un momento crítico. “Todos comprendemos que cada invierno es más duro”, añadió Roman Turiy, residente de Ivano-Frankivsk, al describir los retos diarios que enfrenta su comunidad.

 

Implicaciones internacionales y una guerra en escalada

La referencia de Putin a los misiles ATACMS como justificación para los bombardeos resalta la creciente participación de armamento occidental en el conflicto. Mientras Rusia busca atribuir los ataques a la influencia de Estados Unidos, Ucrania depende cada vez más del apoyo militar extranjero para mantener su resistencia.

La intensidad de los recientes bombardeos sugiere una estrategia deliberada por parte de Moscú: debilitar la infraestructura energética y forzar a Ucrania a desviar recursos hacia la recuperación, en lugar de centrarse en el frente de batalla. Esta táctica, sin embargo, no solo afecta al sistema militar ucraniano, sino también a millones de civiles que enfrentan temperaturas bajo cero sin acceso estable a electricidad o calefacción.

 

Un tercer invierno bajo las bombas en Ucrania

Con la guerra entrando en su tercer invierno, el agotamiento de la población es evidente. “Empezamos las mañanas mirando el teléfono para ver si hay una alerta aérea. Estamos hartos de todo esto”, expresó Olha Vaynrikh, madre de una niña pequeña en Kyiv, quien tuvo que llevar a su hija a un refugio en lugar de la escuela.

La guerra en Ucrania no muestra signos de resolución inmediata. En las próximas semanas, el frío y la falta de recursos básicos podrían agravar aún más la crisis humanitaria. Para los ucranianos, resistir se ha convertido en una cuestión de supervivencia. Para el resto del mundo, la pregunta es si el apoyo internacional será suficiente para sostener al país en su hora más oscura.

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