Estudios hechos en Turquía revelaron que los adolescentes enterrados no tenían vínculos familiares, descartando la idea de una realeza local.
El hallazgo de decenas de adolescentes enterrados hace más de cinco mil años en Başur Höyük, Turquía, sorprendió a investigadores de todo el mundo, al revelar indicios de un sacrificio ritual masivo acompañado de una ceremonia funeraria opulenta.
El yacimiento, ubicado en la provincia de Siirt, reveló tumbas con restos humanos organizados jerárquicamente, textiles no locales, armas de bronce, joyas de oro y plata, y cientos de objetos de cobre. Lo llamativo del caso no es solo la riqueza de los ajuares, sino el perfil de las víctimas: jóvenes entre 12 y 16 años, sin parentesco entre sí, y posiblemente originarios de distintas regiones.
¿Ritual de paso o dominio simbólico?
Para el profesor David Wengrow, autor del estudio publicado en Cambridge Archaeological Journal, este no parece ser un simple entierro de élites. “No hay evidencia de una familia real, sino de un grupo unido por su edad, no por su sangre”, explicó.
Los arqueólogos plantean que estos entierros pudieron formar parte de un sistema social que usaba los “conjuntos de edad” como referencia, donde la adolescencia marcaba un momento clave de transición. Algunos cuerpos estaban colocados en el centro, mientras otros los rodeaban, lo que sugiere una disposición ritual con cargas simbólicas profundas.
Más preguntas que respuestas
Aunque el estudio aún está en curso, las evidencias han desafiado teorías anteriores sobre la evolución del poder y la jerarquía en la antigua Mesopotamia. Lejos de una estructura estatal clara, estos entierros parecen hablar de formas de autoridad construidas sobre lo simbólico y lo ritual más que sobre el control político.
Además, nuevos estudios con isótopos estables buscarán determinar el origen exacto de los jóvenes, cuya procedencia no local refuerza la idea de intercambios culturales o desplazamientos largos, incluso en esa época.
La historia, que emerge desde lo más profundo de la tierra, sigue abriendo interrogantes sobre cómo vivían, se organizaban y morían las civilizaciones antiguas… Y, sobre todo, por qué se elegía a los adolescentes para rituales tan extremos.
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