Con esta ley, Taranaki Maunga se suma a otros ecosistemas en Nueva Zelanda que han recibido reconocimiento legal para su preservación
En un hecho sin precedentes, Nueva Zelanda ha reconocido al monte Taranaki como una entidad con derechos legales propios. Esta medida, aprobada por el Parlamento, busca proteger su valor cultural y ecológico, así como reparar las injusticias sufridas por las comunidades indígenas maoríes de la región.
Tras años de negociaciones entre el gobierno y las tribus locales, el volcán pasará a ser considerado un ente vivo e indivisible. Ahora cuenta con una estructura de representación compuesta por líderes maoríes y autoridades gubernamentales, quienes serán responsables de su gestión y conservación.
Un paso hacia la justicia histórica
Esta decisión es parte de un proceso de reconciliación con las tribus iwi, quienes perdieron sus tierras durante la colonización británica. La confiscación de territorios en la zona de Taranaki dejó una marca profunda en la comunidad, y el reconocimiento de la montaña como un ente con derechos es un intento de restaurar ese vínculo ancestral.
Paul Goldsmith, ministro encargado de las negociaciones, expresó: «Reconocer los errores del pasado es fundamental para avanzar hacia un futuro donde las iwi puedan desarrollar sus propias aspiraciones y proyectos.»
Gestión compartida y conservación
Para garantizar su protección, se ha establecido una administración conjunta llamada Te Kahui Tupua. Este órgano estará compuesto por ocho miembros: la mitad de ellos designados por las tribus locales y la otra mitad por el Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda.
El gobierno ha dejado en claro que el acceso al monte no se verá restringido, permitiendo que los visitantes continúen disfrutando de su belleza natural. «Esta decisión no cambia el acceso público, sino que fortalece su conservación con una perspectiva más inclusiva», afirmó Goldsmith.
El regreso del nombre ancestral
Como parte del acuerdo, el monte recuperará su nombre original, Taranaki Maunga, dejando atrás la denominación colonial de Monte Egmont, impuesta por el explorador británico James Cook en el siglo XVIII. Asimismo, el parque nacional que rodea la montaña adoptará el nombre Te Papa-Kura-o.
La política maorí Debbie Ngarewa-Packer celebró este reconocimiento con un emotivo mensaje: «Nuestra montaña ancestral ha sido liberada de las cadenas de la injusticia y el olvido».
Este caso sigue el modelo implementado en 2017 con el río Whanganui, que se convirtió en el primer ecosistema en Nueva Zelanda con personalidad jurídica. Estas iniciativas reflejan un cambio en la manera en que el país gestiona sus recursos naturales, integrando la cosmovisión indígena en su legislación.