Nicaragua
Carlos Valle, ex concejal opositor de la Alcaldía de Managua.

Protestas y deportaciones marcan el 2023 en Nicaragua. En el inicio del 2024, la nación enfrenta la detención de 119 presos políticos, incluyendo líderes religiosos, generando inquietud a nivel internacional.

Por Emma Amador

Periodista FOROS HUMANOS

Ante el avance paulatino en el transcurso de 11 años del desmantelamiento de la democracia y las libertades públicas por el gobernante Frente Sandinista, el pueblo que aparentaba estar distraído se toma las calles en protesta por las reformas al Seguro Social que afectaría a pensionados y cotizantes.

El comportamiento totalitario y dictatorial de la cúpula en el poder del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional, representado por la pareja presidencial Daniel Ortega y Rosario Murillo en los cargos de presidente y vicepresidente, reaccionan bruscamente haciendo uso de la fuerza para desmontar todo atisbo de protesta.

Estudiantes universitarios y sociedad civil se unen en rechazo a las reformas, a la represión, capturas, secuestros y homicidios contra los manifestantes.

Elsa y Carlos Valle: trayectorias marcadas por la represión en Nicaragua

Elsa Valle, estudiante de 18 años de edad, es una de las miles de jóvenes que están peleando por sus derechos. Es hija del exguerrillero Carlos Valle y se unió a estudiantes de la Universidad Politécnica de Nicaragua, UPOLI, posteriormente confiscada por el gobierno.

Elsa fue capturada por la Policía Nacional el 11 de julio del 2018, su padre Carlos Valle, exguerrillero Sandinista, ex militar del Ejército Popular Sandinista, egresado en Ciencias políticas en Cuba, vivió en carne propia las carencias y escases que sufre el pueblo Cubano, lo que lo llevó a retirarse del FSLN.

A Carlos Valle se le veía en Nicaragua en los meses más críticos de las protestas, demandando la libertad de Elsa, junto a decenas de familiares de detenidos, desafiando la represión policial; marcha en las calles portando un banner en el cuello con la fotografía de su hija.

Entre la amnistía y la persecución

Por una situación de salud, Elsa es excarcelada y enviada a su casa, pero capturan a su padre quien permanece 11 meses en la cárcel El Chipote, un centro penitenciario recién construido, conocido en el país por sus condiciones de máxima seguridad, siendo liberado bajo un acuerdo de amnistía en el año 2019, Ley No.996,- Ley de Amnistía Nicaragua- a pesar de esa ley, el régimen lo vigila y asedia permanentemente.

Carlos valle
Carlos Valle y su hija Elsa Valle.

Carlos decide mantenerse bajo perfil, sin participar en protestas ni acciones que impliquen contrariar al gobierno; sin embargo, no le sirve su estrategia porque el 4 de noviembre del año 2022, cuando su familia toma la decisión de salir del país es nuevamente capturado por el régimen.

El 9 de febrero 2023 mediante un acuerdo entre el gobierno de Estados Unidos y el Gobierno del FSLN son deportados 222 personas, entre ellos Carlos Valle.  A estos prisioneros políticos al momento de abordar un avión que los llevaría en su viaje sin retorno les fue entregado un pasaporte nicaragüense, documento indispensable para su ingreso al país de acogida.

Horas después de su deportación hacia Washington, son declarados desterrados por el parlamento nicaragüense.

Así fue la Operación Nica Welcome

El avión despegó pasada la medianoche, casi vacío. Sentados en una cabina prácticamente desierta, 10 funcionarios del Servicio Civil y del Servicio Exterior de Estados Unidos charlaron, escucharon música y trataron de calmar sus nervios. 

Uno regresó a un asiento vacío para orar. Dos días antes, la mayoría no tenía idea de lo que estaba por suceder. Lance Hegerle, entonces subdirector de Asuntos Centroamericanos del Departamento de Estado, se había acercado invitando a colegas a una misión con los más mínimos detalles: hispanohablantes, viaje en avión, pasaporte diplomático, veinticuatro horas.

Justo antes del despegue desde una base naval en Norfolk, Virginia, a última hora del 8 de febrero de 2023, el equipo conoció su misión completa. Sonaba más a Hollywood que a HST. Saldrían de la Estación Naval de Norfolk en un avión financiado por USAID, aterrizarían en Managua, llenarían el avión con unos 200 prisioneros políticos sacados horas antes de sus celdas y los llevarían a Estados Unidos, todo en cuestión de horas.

La misión no era secreta, pero había vidas en juego. Los labios flojos podrían hundir el viaje, condenando a los presos políticos a seguir encarcelados bajo el régimen de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo. Muchos presos políticos habían pasado años tras las rejas. 

Logística, acuerdos y el camino a la liberta

El plan para liberarlos surgió en cuestión de días, después de largos meses de diplomacia encubierta. Llegó a buen término el 29 de enero, cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, le planteó una pregunta inesperada al entonces embajador Kevin Sullivan, quien había encabezado la Embajada de Estados Unidos en Managua desde 2018: ¿Aceptaría Estados Unidos a todos los presos políticos de Nicaragua?

Siguió una oleada de actividad. El embajador Sullivan abordó un avión con destino a Washington para movilizar la respuesta interinstitucional, confiando a la encargada de negocios Carla Fleharty y a un pequeño equipo de la embajada la tarea de lograr un acuerdo con el régimen sobre la logística, los plazos y la garantía de que sólo los prisioneros que consintieran libremente saldrían hacia Estados Unidos.

Las negociaciones con el régimen fueron difíciles hasta el último minuto, cuando el embajador superó un importante desacuerdo que había amenazado con descarrilar toda la operación. Una vez terminada esa llamada telefónica, la Operación Nica Bienvenida estaba en marcha.

Mientras el avión volaba de Norfolk a Nicaragua, un equipo de la embajada se reunió en Managua. El encargado de Negocios Fleharty, el jefe Adjunto de Misión interino, Ryan Reid; la oficial de Información, Gaby Canavati; la jefa Consular interina, Katie Jonas; el oficial de Seguridad Regional interino, Will LaChance, y el teniente coronel Agregado de Defensa, Dennis Rhoan, se subieron a una camioneta todoterreno, portando una gran caja de plástico llena con más de 220 pasaportes.

La ola continua de destierros en Nicaragua

Posterior al destierro de Carlos Valle y los 221 prisioneros políticos fueron declarados apátridas, 94 nicaragüenses más, entre ellos, defensores de derechos humanos, escritores, periodistas, rectores universitarios, políticos, sacerdotes y religiosas.

Carlos Valle
Carlos Valle, con su familia en Estados Unidos.

La ola de destierros no se detiene a pesar de que Nicaragua es miembro de la Organización de Naciones Unidas –ONU, entidad que a través de su estructura y dinámica a favor de la bien andanza de las sociedades, mediante diversas convenciones han determinado que los Estados deben establecer salvaguardas de nacionalidad en sus leyes para prevenir la apatridia.

La carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobadas el 10 de diciembre de 1948 en el articulo 15 afirma que: “Todo individuo tiene derecho a tener una nacionalidad y nadie puede ser arbitrariamente privado de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad”, obviamente se sobreentiende que a voluntad del individuo no forzado como ha sido el caso de los más de 300 nicaragüenses que en el año 2023 fueron desterrados por Ortega. 

Para este año 2024 las cosas no pueden ser mejores para el pueblo nicaragüense, este país cerró el año 2023 con 119 presos políticos incluidos 2 obispos y 13 sacerdotes.

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