Las relaciones entre Taiwán y China atraviesan uno de sus momentos más tensos en los últimos años, lee más.
Beijing ha incrementado su presencia militar en el estrecho de Taiwán, con incursiones aéreas y ejercicios navales que han generado alarma en la comunidad internacional. Mientras tanto, Taipei refuerza sus defensas y busca apoyo de aliados clave como Estados Unidos y Japón.
China intensifica su presión militar
En las últimas semanas, China ha enviado un número récord de aviones de combate y buques de guerra cerca de la isla. El gobierno chino, encabezado por Xi Jinping, ha reiterado su postura de que Taiwán es una provincia rebelde y ha advertido que el uso de la fuerza sigue siendo una opción para lograr la reunificación.
Desde el Ministerio de Defensa de Taiwán, se han denunciado estas maniobras como una amenaza directa a la estabilidad regional. Taipei ha respondido con despliegues de su propia flota y ha elevado su nivel de alerta ante posibles provocaciones.
Estados Unidos y sus aliados reaccionan a esta tensión entre Taiwán y China
El gobierno de Joe Biden ha reiterado su compromiso con la defensa de Taiwán y ha aprobado nuevas ventas de armas a la isla, incluyendo sistemas de misiles y aviones de combate. Japón y otros países de la región también han manifestado su preocupación y han realizado ejercicios conjuntos con la Marina estadounidense en el Pacífico.
China ha condenado estos movimientos y ha acusado a Washington de interferir en asuntos internos, advirtiendo que cualquier intento de apoyar la independencia de Taiwán tendrá “graves consecuencias”.
Un posible punto de inflexión en la región de Taiwán y China
Las tensiones entre China y Taiwán no solo afectan a Asia, sino que tienen implicaciones globales. Un conflicto en la región podría desestabilizar la economía mundial, afectando cadenas de suministro y mercados estratégicos como el de los semiconductores, en el que Taiwán juega un papel clave.
Los analistas advierten que el riesgo de una confrontación sigue aumentando y que cualquier error de cálculo podría desencadenar una crisis de gran magnitud. Mientras tanto, el mundo observa con preocupación cómo se desarrollan los acontecimientos en una de las zonas más volátiles del planeta.
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