La comunidad científica está fascinada por el inusual avistamiento de un Melanocetus johnsonii, conocido como “pez diablo negro”, en aguas superficiales cerca de Tenerife, España.
En un evento sin precedentes para la biología marina, un pez diablo negro (Melanocetus johnsonii) fue avistado a plena luz del día en aguas cercanas a Tenerife, España. Este descubrimiento ocurrió durante una expedición organizada por una ONG y marca un hito, ya que esta especie habita en las profundidades del océano, donde la luz del sol no llega.
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El hallazgo fue documentado por la Red de Observadores del Medio Marino en Canarias (RedPROMAR), cuando la bióloga marina Laia Valor detectó la silueta inusual del pez flotando en la superficie. Inmediatamente, los biólogos Marc Martín y Antonio Sabuco, junto con el fotógrafo de fauna marina David Jara, se apresuraron a registrar el momento con imágenes impresionantes.
¡Increíble! 🚨 Se avista por primera vez un pez diablo negro vivo a plena luz del día cerca de Tenerife. Un hecho histórico para la biología marina. 🌊🐟 #PezDiablo #Tenerife #Ciencia pic.twitter.com/dMKTS0knbj
— Vanguardia (@vanguardiacom) February 7, 2025
Un depredador de las profundidades
El pez diablo negro es una criatura fascinante y temida en el mundo submarino. Su cuerpo oscuro y su enorme mandíbula con dientes afilados le dan un aspecto intimidante. Sin embargo, su rasgo más característico es una antena luminosa en su cabeza, la cual utiliza como señuelo para atraer presas en la oscuridad abisal. Gracias a la bioluminiscencia generada por bacterias simbióticas, este depredador engaña a sus víctimas antes de devorarlas de un solo bocado.
Generalmente, esta especie habita a profundidades que oscilan entre los 200 y 2.000 metros, por lo que su avistamiento en la superficie es un hecho sumamente inusual y poco estudiado.
Un extraño método de reproducción
Más allá de su apariencia aterradora, el pez diablo negro es inofensivo para los humanos. Sin embargo, su estrategia de apareamiento es una de las más extremas del reino animal. En algunas especies de su familia, los machos, que son mucho más pequeños que las hembras, se adhieren a su pareja y terminan fusionándose con ella. A lo largo del tiempo, sus órganos se atrofian hasta quedar reducidos a un simple reservorio de esperma, lo que permite que la hembra se reproduzca en cualquier momento sin necesidad de buscar otra pareja.
El inédito avistamiento de este pez en la superficie plantea nuevas incógnitas sobre su comportamiento y supervivencia. Los científicos continúan analizando este inusual fenómeno, que podría arrojar luz sobre la vida en las profundidades oceánicas y sus misterios aún por descubrir.
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