Foto: redes sociales.

El hermetismo del Gobierno, su ausencia en actos oficiales y las declaraciones de periodistas exiliados levantan alarmas sobre la salud del presidente.

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La incertidumbre se apodera de Nicaragua. La salud del presidente Daniel Ortega vuelve a ser centro de preocupación y especulación, luego de que múltiples periodistas en el exilio y fuentes opositoras revelaran que el mandatario estaría gravemente enfermo y postrado en cama por una insuficiencia renal severa.

Aunque el Gobierno no ha emitido ningún pronunciamiento oficial, el silencio institucional ha encendido todas las alarmas. Ortega no asistió al acto oficial por el aniversario del natalicio de Augusto C. Sandino, un evento al que siempre acudía. Para muchos, esa ausencia tiene un significado claro: el líder sandinista podría estar viviendo sus últimos días, pero hasta ahora todo es especulación.

Rosario Murillo toma el control: ¿comienza una nueva etapa en la dictadura?

La vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, lleva años acumulando poder en la sombra. Según el periodista Sergio Marín Cornavaca, ella ya lidera el núcleo del régimen, una estructura conocida como la “banda de cuatro”, compuesta por:

  • Fidel Moreno, operador político clave del sandinismo.

  • Ovidio Reyes, presidente del Banco Central.

  • Francisco Díaz, jefe de la Policía Nacional.

Ante un eventual fallecimiento de Ortega, Murillo podría asumir el control total, instaurando un modelo aún más represivo. “Ella no se siente segura. Haría todo lo necesario para mantenerse en el poder, incluso mediante una ola de represión más brutal que la actual”, advirtió Marín.

El hermetismo como estrategia de poder

El Gobierno nicaragüense ha convertido el secreto y el control informativo en una política de Estado. Ya ha ocurrido antes: la muerte de figuras como Tomás Borge, Hugo Torres o incluso Humberto Ortega, hermano del presidente, fue ocultada o anunciada tardíamente, mientras el régimen ajustaba su narrativa.

“La dictadura lo controla todo, incluso lo que dicen los empleados de limpieza. Nadie se atreve a hablar”, afirmó Marín. Esta cultura del miedo ha impedido verificar oficialmente el estado de salud de Ortega, pero su prolongada ausencia pública refuerza las sospechas.

Nicaragua ante un posible quiebre político

El periodista Emiliano Chamorro fue uno de los primeros en denunciar la supuesta gravedad del presidente. En redes y medios internacionales, sus declaraciones se han replicado ampliamente, abriendo el debate sobre el futuro del país si Ortega muere.

No obstante, Marín advierte que la caída del líder no implica la caída del sistema. “Podríamos pasar de una dictadura con Ortega a una dictadura sin Ortega. El aparato de represión ya está montado”, señaló.

¿Está preparada la oposición para asumir el país?

La gran incógnita, planteada por varios analistas, es si la oposición está en condiciones reales de liderar una transición democrática. Hasta ahora, los intentos de articulación han sido débiles y dispersos. “Vendrán funerales, homenajes y discursos cargados de propaganda. Pero también represión y luchas internas por el poder”, alertó Marín.

El futuro inmediato de Nicaragua se escribe entre el secretismo del régimen y la fragilidad de la oposición. Si Daniel Ortega realmente agoniza, la nación entera podría estar al borde de un nuevo y peligroso capítulo de su historia.

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